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Conocemos la realidad nepalí basada en sus instituciones frágiles, azotada por una guerra civil y con una inestabilidad política enmarcada en un contexto de alto grado de corrupción.

Por tanto, somos conscientes que nosotros no vamos a cambiar su cultura. Tampoco es nuestro cometido. Aportando nuestro grano de arena vamos a crear oportunidades de desarrollo en la región por medio de todas y cada una de las acciones.

Bien es cierto que el terremoto supuso un duro golpe para esta región montañosa, cuya población es de unos 27 millones de habitantes. Somos conscientes de la explotación mediática que tuvo el terremoto, creando una imagen mucho más catastrofista de lo que fue. Que incluso este suceso fue casi más demoledor en la economía del país que el propio terremoto.

No obstante, este desastre hizo sensibilizarnos profundamente con la situación Nepalí. No nos identificamos como un grupo caritativo. Nos involucramos en cuerpo y alma en nuestros ideales, pues creemos que la mejor manera de ayudar a que este país prospere es mediante la constancia y la rigurosa distribución regulada de los recursos que estimulen la economía local, la escolarización, y la reconstrucción y mejoras de las infraestructuras existentes.

En definitiva, hacer que surjan oportunidades de desarrollo dentro de su propia cultura y región con la mínima intrusión posible dentro de un marco sostenible y social.